Una FIL excluyente

Desde hace seis años en la Cámara Peruana del Libro (CPL) campea la mediocridad y una gran ignorancia referente a temas culturales. Lo preocupante es que la CPL es la única organizadora de la 27° Feria Internacional del Libro de Lima y desde hace bastante tiempo su gestión viene dejando mucho que desear. Si bien la CPL se publicita como una asociación gremial y cultural de derecho privado y sin fines de lucro, el dinero que amasa entre publicidad, alquiler de stands, cobro por presentaciones de libros y venta de entradas resulta claramente un negocio millonario.

Actualmente el presidente de la CPL es el escritor ayacuchano Willy del Pozo. Lamentablemente, bajo su gestión, a todas luces mediocre, la organización de la FIL de Lima pasa por su peor momento. Lo que alguna vez fue un evento que despertaba curiosidad y donde se podía encontrar una variedad de escritores y libros a precios económicos, hoy se ha convertido en un gran mercado donde las propias editoriales y librerías elevan el costo de sus libros dejando de lado el recordado “precio de feria”.

A esto se suma la pobre programación con la ausencia de escritores ganadores de prestigiosos premios internacionales, como los Nobel que visitan las FIL de Argentina o Colombia. Pero lo que ha sorprendido ayer, es lo excluyente que ha resultado la organización al realizar la inauguración de la FIL de manera privada, donde solo sus invitados —relacionados a la empresa privada e instituciones como la Casa de la Literatura, BNP y Ministerio se Cultura— estuvieron presentes.

¿Por qué excluir al público lector de la inauguración? ¿Acaso la inauguración de un evento cultural no debe también ser celebrado con la presencia de un variado público interesado en los libros? Tanto se llenan la boca hablando de inclusión para que al final hagan todo lo contrario. Al parecer, la inauguración privada no molestó ni siquiera a la cuestiona ministra de Cultura Leslie Urteaga (próxima a dejar el cargo). Un grave error por parte de la organización, con lo que demuestra lo distanciados que están de la realidad cultural del país.

Pero lo excluyente que resulta la FIL de Lima ya se ha reflejado en ediciones anteriores, donde los escritores de provincia han sido invisibilizados, a pesar de que la cabeza de la organización, Willy del Pozo, es de provincia. Si la FIL de Lima no sirve como una vitrina para dar conocer y difundir la enorme variedad literaria de nuestro país, entonces ha perdido la brújula. Una feria como esta tiene la responsabilidad de acercar al público la riqueza literaria de la costa sierra y selva. Lima no es el Perú.

Como se sabe, la FIL de Lima tenía como país invitado a México, pero meses antes México se bajó del barco. Tras ese percance la organización buscó replantear la programación y darle un eje temático a la FIL. Hay información de que la persona encargada de elaborar la propuesta del Universo Vallejo habría sido dejada de lado, mientras su proyecto pasó a otras manos. ¡Increíble!

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